El lenguaje alimenta nuestros cerebros, enmarca nuestros pensamientos y hace posible la comunicación compleja. Las palabras, expresiones y peculiaridades únicas de nuestro idioma definen en gran medida cómo vemos y entendemos el mundo. Pero ¿ser bilingüe (hablar dos idiomas) o incluso ser multilingüe es todo lo que debe ser? ¿Realmente nos abre el mundo cuando